El proceso electoral de 2024 en México ha culminado, dejando una estela de violencia sin precedentes. Según datos de la consultora Integralia, desde el inicio oficial de la contienda, se han registrado 749 víctimas de violencia política, lo que representa un alarmante incremento del 150.5% en comparación con las elecciones intermedias de 2021.
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Este proceso ha sido testigo de asesinatos, atentados, amenazas y secuestros, con un promedio diario de 2.8 víctimas. Entre los crímenes más atroces se encuentran los asesinatos de 34 candidatos (sin contar los ocurridos hoy), cifra que se eleva a 231 homicidios al incluir a funcionarios, exfuncionarios y familiares.
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Entidades Más Afectadas
Las entidades más golpeadas por la violencia electoral han sido Chiapas, con 8 candidatos asesinados, Guerrero con 6 y Michoacán con 4. Estos estados han vivido episodios de terror que han socavado la confianza en el proceso democrático y han puesto en evidencia la fragilidad de la seguridad pública en estas regiones.
Distribución por Partido
Los partidos no han quedado exentos de esta ola de violencia. Morena y sus aliados encabezan la lista con 61 homicidios, seguidos por el PRI y otros partidos de oposición. Esta situación ha generado un clima de miedo y desconfianza entre los electores y los candidatos, afectando la integridad del proceso electoral.
Democracia en Riesgo
Con la conclusión de las campañas presidenciales, México se prepara para tres días de veda electoral antes de las elecciones más grandes de su historia. Más de 98 millones de votantes están convocados a las urnas para renovar más de 20,000 cargos. Sin embargo, la creciente violencia electoral pone en riesgo la seguridad y la integridad del proceso.
La realidad en algunas regiones del país es desoladora: votar y ser votado, derechos fundamentales en una democracia, están dejando de ser accesibles para todos, convirtiéndose en privilegios restringidos por el miedo y la violencia. Este proceso electoral, el más violento de nuestra historia, plantea serios desafíos para el futuro de la democracia en México.
Conclusión
La violencia electoral en México no solo afecta a los directamente involucrados, sino que erosiona la confianza en las instituciones democráticas y en el Estado de derecho. Las cifras son un sombrío recordatorio de la necesidad urgente de abordar esta crisis y garantizar un entorno seguro y justo para todos los ciudadanos. La democracia mexicana enfrenta una encrucijada crítica que demandará esfuerzos concertados para restaurar la paz y la confianza en el sistema electoral.